Reflexión: ¿Qué hice en las anteriores oposiciones?


 
¡Hola a tod@s!

Repasando el contenido que he publicado en el blog, me he topado con una entrada acerca de las últimas oposiciones a las que me presenté y el desastre que fueron a todos los niveles. 

Esas oposiciones llegaron en un momento vital muy delicado: había roto con mi pareja, trabajaba muchas horas en algo que odiaba, tuve que volver a casa de mi madre (en casa de mi madre estaba bien, pero cuando uno ya ha probado las mieles de la independencia…). En general, tuve que enfrentarme a mis demonios en una partida que en ese momento no sabía si iba a ganar, pero que a día de hoy sé que salí victoriosa. 

Sin embargo, toda esa inestabilidad no fueron las únicas causantes de mi caída. La responsable de todo eso fui yo. No supe ver lo que necesitaba, no supe entender mis circunstancias y por tanto, no me puse manos a la obra. Ejemplo de ello: sabía que necesitaba ir a la biblioteca para que me cundiera el estudio, pero no iba. Me dormía tarde, estaba demasiado pendiente del móvil… Tras sentir que estaba liberando mis alas después de muchos años, no quise guardarlas hasta que pasara el examen. Y el resultado era, para todos, más que evidente. 

Esta entrada no se trata de rememorar y autoflagelarme por los errores pasados. Se trata más bien de un propósito de enmienda, un reconocimiento hacia mi propia persona, lo que merezco y quiero conseguir. 

PROPÓSITO NÚMERO 1: Las horas importan… pero no tanto

Mejor poco que nada. En el pasado estaba OBSESIONADA con el número de horas que hacía. Usaba Forest solo para contabilizar el número de horas que pasaba sentada en el escritorio. 

Esa mentalidad se acabó. ¿Dos horas? Pues dos horas. ¿Cinco horas? Pues cinco. Lo que pueda dedicar, pero sobre todo, lo que me permita ser productiva.

PROPÓSITO NÚMERO 2: La preparación 

Tener claro que en el momento en que algo no me guste de la preparación, lo dejo. Eso incluye materiales, preparadores/as, etc. Está mucho en juego, y no puedo desperdiciar mi tiro. 

PROPÓSITO NÚMERO 3: No abandonarme

Las oposiciones son un proceso muy peligroso: corres el riesgo de que te absorban. En mi caso, fue obsesión completa y absoluta. Así que fuera posibles tentaciones: redes sociales fuera. Solo mantendré este blog y el canal de YouTube, porque forman parte de un aspecto creativo que me ayuda a clarificar la mente. 

El ejercicio físico es mi tarea pendiente. En algún momento deberé abordar ese tema, por salud, pero de momento, dedicar un tiempo a hacer ejercicio también debe formar parte de mi propósito.

Y por último, el entorno social. No perder el contacto con la gente, con la familia… aunque no las vea tan a menudo, necesito hacer un hueco a esa parte tan importante, que tanto ha estado ahí para mí. Se lo merecen, y me lo merezco. 

El proceso de opositar es muy demandante, y sobre todo si te dejas llevar por esa vorágine de emociones negativas que conllevan el saber que estás apartado por un tiempo concreto determinadas rutinas. El compromiso, la responsabilidad y la determinación pueden evolucionar hacia formas mucho más exigentes y duras de estudio y modos de vida. Más adelante me gustaría ahondar algo más en el aspecto emocional que conllevan los estudios así, pero de momento se va a quedar ahí. 

Recuerda que esto debe ser una bonita experiencia, dura y enriquecedora, jamás un castigo o una pena que sufrir. Se puede sufrir, pero desde el respeto a uno mismo y el amor hacia el objetivo que se tiene presente.

Nos vemos

Sonia

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